Desde
el origen, Dios se da a conocer:
"Dios, creándolo todo y conservándolo por su Verbo, da a los hombres
testimonio perenne de sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de
la salvación sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros
primeros padres ya desde el principio".
Los invitó a una comunión íntima con
él revistiéndolos de una gracia y de una justicia resplandeciente.
Esta revelación no fue interrumpida
por el pecado de nuestros primeros padres. Dios, en efecto, "después de su caída alentó en ellos la
esperanza de la salvación con la promesa de la redención, y tuvo incesante
cuidado del género humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la
salvación con la perseverancia en las buenas obras".
Cuando por desobediencia perdió tu
amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte...Reiteraste, además, tu
alianza a los hombres.
Una vez rota la unidad del género
humano por el pecado, Dios decide desde el comienzo salvar a la humanidad a
través de una serie de etapas. La Alianza con Noé después del diluvio expresa
el principio de la Economía divina con las "naciones", es decir con los hombres agrupados "según sus países, cada uno según su lengua,
y según sus clanes".
Dios
elige a Abraham:
Para reunir a la humanidad dispersa,
Dios elige a Abraham llamándolo "fuera
de su tierra, de su patria y de su casa", para hacer de él "Abraham", es decir, "el padre de una multitud de naciones":
"En ti serán benditas todas las naciones de la tierra".
Abraham
es el “Padre de los Creyentes” porque
confió en el llamado de Dios con fidelidad y amor; cumpliendo fielmente su
voluntad a pesar de los momentos difíciles que le toco vivir. De esta manera
cumple con ser el “Padre del Pueblo de
Dios” (Israel), fundamentándose en la siguiente Alianza:
v Descendencia numerosa, como las estrellas del cielo y las
arenas del mar.
v Posesión
del territorio de Canaán.
v Ser fuente de bendición para todas las naciones de la
tierra, porque de su posteridad nacerá el Mesías.
El pueblo nacido de Abraham será el
depositario de la promesa hecha a los patriarcas, el pueblo de la elección,
llamado a preparar la reunión un día de todos los hijos de Dios en la unidad de
la Iglesia; ese pueblo será la raíz en la que serán injertados los paganos
hechos creyentes.
Dios
forma a su Pueblo Israel: (Moisés)
Después de la etapa de los patriarcas,
Dios constituyó a Israel como su pueblo salvándolo de la esclavitud de Egipto.
Estableció con él la alianza del Sinaí y le dio por medio de Moisés su Ley,
para que lo reconociese y le sirviera como al único Dios vivo y verdadero,
Padre providente y juez justo, y para que esperase al Salvador prometido.
Dios celebra su alianza con Moisés y mediante él la hizo con el Pueblo
de Israel, y consistió en lo
siguiente:
§ Constituir
el pueblo elegido.
§ Salvificarse
y hacerlo capaz de acercarse a Dios siendo fiel al culto verdadero.
§ Comprometerlo
a cumplir, asumir y observar los Diez Mandamientos de la Ley de Dios.
Siguió Dios hablando de diferentes
maneras, sobre todo por medio de los Profetas, que recibían la Palabra de Dios
en forma viva en su corazón y tenían que trasmitirla al pueblo, aunque muchas
veces este pueblo era de dura cerviz (cf. Ex 32,9) y no quería escuchar las críticas
que le hacían los profetas, porque la Palabra de Dios es como una espada (cf.
Hb 4,12) que hiere el corazón porque separa el bien del mal y a menudo la gente
no quiere escuchar a Dios para no dejar el pecado, porque están apegados y
acomodados en ese pecado.
Los profetas anuncian una radical redención del pueblo y una salvación que abrazará a todas las naciones en una Alianza nueva y eterna. Del pueblo de Israel, de la estirpe del rey David, nacerá el Mesías: Jesús.
La Alianza de Dios con el hombre se
manifiesta como un inmenso proyecto de salvación, que se realiza por etapas: Noé, Abraham, Moisés, Los Jueces, Reyes, profetas, Cristo. Dios permanece siempre fiel a su alianza, pero el
hombre es infiel y rompe estos pactos de amistad con Él al pecar.
Nuestro Padre,
busca la amistad del hombre basada en la fidelidad, felicidad y amor de acuerdo
al Plan Salvífico a pesar de las infidelidades humanas.
Los elementos básicos que constituyen la
alianza que Dios celebró con Abraham y Moisés, son los siguientes:
X Llamada
X Respuesta
X Exigencia
La fe es la “respuesta” a la Palabra de Dios y es el esfuerzo por conseguir lo que esperamos, es el convencimiento respecto a lo que no vemos, es decir, la audaz y arriesgada confianza del hombre en el amor y en la omnipotencia de Dios.
Un Proyecto de Salvación basado en el Amor:
La plena y definitiva etapa de la es la que Él mismo llevó a cabo en su Verbo Encarnado, Jesucristo, mediador y plenitud de la Revelación. En cuanto Hijo Unigénito de Dios hecho hombre, Él es la Palabra perfecta y definitiva del Padre. Con la venida del Hijo y el don del Espíritu, la Revelación ya se ha cumplido plenamente, aunque la fe de la Iglesia deberá comprender gradualmente todo su alcance a lo largo de los siglos.
La gran revelación que Jesús hizo al mundo fue enseñarnos que Dios no es un Dios lejano, sino que es un Padre amoroso y cercano. Y si Dios es Padre nuestro, nosotros somos hijos de Dios.
Cristo Jesús "Mediador y Plenitud de toda la Revelación":
Dios ha dicho todo en su Verbo. "De una manera fragmentaria y de muchos modos
habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos
últimos tiempos nos ha hablado por su Hijo". Cristo, el Hijo de Dios
hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre. En Él lo
dice todo, no habrá otra palabra más que ésta.
Dios sigue hoy celebrando
Alianzas con su Nuevo Pueblo (Iglesia), las cuales son:
v El
sacramento del Bautismo que nos hace miembros de la familia divina.
v El
sacramento del Matrimonio que compromete el amor infinito entre el hombre y la
mujer.
v El
Sacramento del Orden Sagrado que prolonga la misión sacerdotal de Cristo (Ministros).
v La vida religiosa que se inserta en el MISTERIO PASCUAL
de Cristo.
Conclusión
Es
impresionante ver como la mente tan sabia de Dios, ha diseñado un plan tan
perfecto, para que ahora nosotros en Cristo, podamos disfrutar todo lo que el
Padre le ha prometido a Cristo. Las bendiciones que Dios le prometió a Abraham
eran para Cristo, pero por poner nuestra convicción en Él, ahora pasan a
nosotros porque somos hijos en la Fe. Y recibimos las promesas que le fueron
hechas a Jesús, y recibimos la promesa del Espíritu Santo por Cristo.