Los Mandamientos: Expresión del
Amor de Dios
Los
Mandamientos son expresiones del amor de Dios, para hacernos hombres libres,
que anuncian los principales preceptos de la Ley Natural, valederos para todos
los tiempos, lugares y personas. Los Mandamientos
son de origen divino, pues fueron dichos por Dios con voz `potente, siendo
grabado en piedra por el “dedo de Dios”.
Dios
quiso revelar a todos los seres humanos los principios morales más
fundamentales para que así todos pudieran conocerlos con mayor facilidad, con
firme certeza y sin ningún error. Ese fue el motivo por el que Dios promulgó el
Decálogo en el monte Sinaí como manifestación de su amor a los hombres para
ayudarles a reconocer los principales preceptos de la vida moral.
Dios
nos entrega los Mandamientos que son expresiones de su amor, para señalarnos el
camino, para orientar nuestra libertad y asegurar la convivencia comunitaria de
los valores humanos y cristianos. Los diez mandamientos pertenecen a la
revelación divina. Nos enseña al mismo tiempo la humanidad del hombre. Pone en
relieve los derechos esenciales y por tanto indirectamente los derechos
fundamentales, inherentes a la naturaleza de la persona humana.
El Decálogo es un todo Orgánico
e Indisociable:
Decálogo
significa las «diez palabras» que recogen la Ley dada por Dios al pueblo de
Israel durante la Alianza hecha por medio de Moisés (Ex 34,28). El
Decálogo, al presentar los mandamientos del amor a Dios (los tres primeros) y
al prójimo (los otros siete), traza, para el pueblo elegido y para cada uno en
particular, el camino de una vida liberada de la esclavitud del pecado.
El
Decálogo se comprende a la luz de la Alianza, en la que Dios se revela, dando a
conocer su voluntad. Al guardar los Mandamientos, el pueblo expresa su
pertenencia a Dios, y responde con gratitud a su iniciativa de amor.
El
Decálogo contiene una expresión privilegiada de la Ley natural. Los cuales son
accesibles a la razón, a los preceptos del Decálogo han sido revelados para
alcanzar un conocimiento completo y cierto de las exigencias de la Ley natural,
la humanidad pecadora necesita de ésta revelación.
Dios
le entregó el “Decálogo” a Moisés,
esculpo en dos tablas de piedra, diciéndole: “Yo soy el Señor tu Dios, te doy los Mandamientos que has de cumplir”.
Cristo es nuestro Salvador, nuestro maestro; por ello vino al mundo y no quito
los Mandamientos sino nos enseñó a cumplirlos de forma cabal y sincera con su
ejemplo y a la vez nos dio uno nuevo: “Amarás
a Dios y al prójimo como a ti mismo”. Nos manifiesta también que
comprendamos que solamente no basta creer para salvarse, Él nos dijo: “Si quieres salvarte, cumple los Mandamientos”.
Fiel
a la Escritura y siguiendo el ejemplo de Jesús, la Iglesia ha reconocido en el
Decálogo una importancia y un significado fundamentales. Los cristianos están
obligados a observarlo.
Los
Diez Mandamientos constituyen un todo orgánico e indisociable, porque cada
mandamiento remite a los demás y a todo el Decálogo. Por tanto, transgredir un
mandamiento es como quebrantar toda la Ley, por ello el cristiano debe cumplir
todos los Mandamientos.
El Mandamiento Nuevo: Plenitud
de los Mandamientos
Los Diez
Mandamientos enuncian las exigencias del amor de Dios y del prójimo. Los tres
primeros se refieren a Dios y los otros siete al amor al prójimo. Y se resumen
en dos: “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”. Por
lo siguiente:
§ Quien
ama a Dios sobre todas las cosas se entrega de corazón a Él y entra en una
confianza de relación personal con el Señor.
§ Quien
ama al prójimo como a sí mismo, trabaja infatigablemente por hacer de los
hombres una comunidad de hermanos, donde se viva la paz basada en la justicia y
en la fraternidad.
Los
Mandamientos son leyes o mandatos que Dios
ha dado a los hombres, son expresiones de la voluntad de Dios y lo que debemos
hacer para ganar la gracia e ir al cielo. Los Mandamientos no son obstáculos para ejercer nuestra “libertad”, sino son la expresión del
amor de Dios a los hombres para guiarnos en el camino que nos lleva a la
verdadera felicidad; enuncian las exigencias del amor de Dios y del prójimo.
Los Mandamientos no son una carga para los
hombres; sino, al contrario, son un don de Dios que nos hace conocer su santa
voluntad. Sólo cumpliéndolos nos sentiremos felices aquí en la tierra y
eternamente en el cielo.
Analizamos el siguiente cuadro
referente a los Mandamientos:
DIOS NOS HABLA
|
ESTO ES LO QUE QUIERE
|
TU ACTITUD HOY
|
1º Amarás a Dios sobre todas las cosas:
|
Dios quiere ser
el centro de nuestra vida personal social, incluyendo toda clase de ídolos,
personas y cosas.
|
|
2º No tomarás el nombre de Dios en vano:
|
Dios quiere que
no usemos su nombre como pretexto para ir contra los demás, quiere que
cumplamos la palabra dada.
|
|
3º Santificarás las fiestas:
|
Dios quiere que
expresemos nuestra fe en Él, centro de nuestro ser y lo celebremos personal y
comunitariamente.
|
|
4º Honrarás a tu padre y madre:
|
Dios quiere que
respetemos a nuestra familia, nuestro pueblo y nuestra historia, como su
heredad, raíz de la dimensión comunitaria histórica.
La historia en
el misterio de la Iglesia.
|
|
5º No matar:
|
Dios quiere que
respetemos la vida propia y la de los demás, aún de los que nos han nacido su
honor, fama, como un don para construir el Reino de Dios.
|
|
6º No cometerás actos impuros:
|
Dios quiere que
respetemos nuestra potencialidad sexual y no utilizarla para dominar y poseer
al otro.
|
|
7º No robarás:
|
Dios quiere que
no nos apeguemos a los bienes materiales y que respetemos los bienes que al
otro son necesarios.
|
|
8º No dirás falso testimonio, ni mentirás:
|
Dios quiere que
digamos siempre la verdad, aunque, por decirla, suframos las consecuencias.
|
|
9º No consentirás pensamientos, ni deseos impuros:
|
Dios quiere la
fidelidad en el matrimonio, el amor y el respeto mutuo.
|
|
10º No codiciar los bienes ajenos:
|
Dios quiere que
compartamos lo que tenemos con los necesitados y que no ambiciones más cosas innecesarias.
|
|