domingo, 9 de junio de 2013

RESPETO AL PRÓJIMO Y DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE QUE DIOS NOS REGALA

RESPETO AL PRÓJIMO Y DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE QUE DIOS NOS REGALA

IGLESIA Y CREACIÓN:
La Iglesia “tiene una responsabilidad respecto a la creación y la debe hacer valer en público”, y poniendo de relieve que al hacerlo, “no sólo debe defender la tierra, el agua y el aire, como dones de la creación que pertenecen a todos, sino que debe proteger sobre todo al hombre contra la destrucción de sí mismo”. Estos desafíos precisamente son los que evidencia en el CELAM. “Como discípulos de Jesús nos sentimos invitados a dar gracias por el don de la creación. En el designio maravilloso de Dios, el hombre y la mujer están llamados a vivir en comunión con Él, en comunión entre ellos y con toda la creación”. Uno de los signos del espíritu cristiano en la vida pública es la defensa y protección del medio ambiente que es una forma de convivencia pacífica y respetuosa con la naturaleza.
La naturaleza es expresión de un proyecto de amor y de verdad. Ella nos precede y nos ha sido dada por Dios como ámbito de vida .Nos habla del creador y de su amor a la humanidad. La naturaleza está a nuestra disposición no como un montón de desechos esparcidos al azar, sino como un don del creador que ha diseñado sus estructuras intrínsecas para que el hombre descubra las orientaciones que se debe seguir para guardarla y cultivarla. Caritas in Veritate N°48.

LA ECOLOGÍA:
Una forma concreta de atentar con la vida del hombre es deteriorar el ambiente en el que vive. Cualquier violencia en el medio ambiente repercutirá tarde o temprano en el hombre. La ecología y el medio ambiente han empujado la admisión que en el uso que realizan las tecnologías en los recursos naturales, conllevan el sometimiento de normas morales. Estamos obligados a evaluar las consecuencias que sobre el medio ambiente y calidad de vida tienen nuestras decisiones, para la generación actual y futuras a las que deberemos transmitir un mundo "habitable".
"En el campo de la ecología se ha de tener presente que los bienes de la tierra han sido creados por Dios para ser sabiamente usados por todos: estos bienes deben ser equitativamente compartidos, según la justicia y la caridad" Compendio Doctrina Social de la Iglesia N°481.

La naturaleza es expresión de un proyecto de amor y de verdad. Ella nos precede y nos ha sido dada por Dios como ámbito de vida. Nos habla del creador y de su amor a la humanidad.
La naturaleza está a nuestra disposición no como un montón de desechos esparcidos al azar, sino como un don del creador que ha diseñado sus estructuras intrínsecas para que el hombre descubra las orientaciones que se debe seguir para guardarla y cultivarla.
Caritas in veritate n° 48.

Uno de los bienes mayores de la humanidad, es la posibilidad de transmitir la vida. El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, varón y mujer para ser fecundos, transmitir vida y dominar el Universo (dignidad humana incomparable y respetada).
La unión entre el hombre y la mujer debe estar impregnada de un amor profundo y santificado por el Sacramento del Matrimonio y tiene como fin la prolongación de la vida, en los hijos. Por ello nuestra misión es salvaguardarla.
       
Los Desafíos urgentes que tiene  la vida humana, son los siguientes:
a)     Aborto
b)    Células estaminales: matar embriones humanos con fines experimentales.
c)     Clonación humana
d)    Cultura de la Muerte: se refiere a una mentalidad, a una manera de ver al ser humano y al mundo, que fomenta la destrucción de la vida humana más débil e inocente por parte de los más fuertes y poderosos, de los que tienen voz y voto. 
e)     Drogas
f)      Eugenesia
g)    Eutanasia
h)    Salud Reproductiva: Reproducirse lo menos posible. Por lo tanto, en estos programas constan todas las formas de mentalización ("los pobres sufren"). En segundo lugar, el término reproducción se aplica a los animales. Los seres humanos procrean.
i)      SIDA

Salud reproductiva, Bajar el índice de mortalidad materna, Planificación familiar, Efecto antinidatorio, Pre-embrión, Anticoncepción post-coito, Interrupción de la gestación, Aborto inducido, Ligadura, Contracepción oral, Métodos de barrera, Hijo no deseado, Producto de la concepción o simplemente "producto", Tejido embrionario, Extracción de la menstruación, Limpieza uterina, Género.
       
La Iglesia inspirándose en la palabra y el mensaje de Cristo, proclama que Él es el “Señor de la Vida” y reclama la defensa de la vida digna para todos. La vida exige una convivencia pacífica, fraternidad, comunión y para ello es necesario el respeto a la vida, a la persona, la igualdad y la justicia.

¿Qué puede hacer un cristiano corriente?
·      Lo primero que cada uno puede y debe hacer para afirmar la vida es vivir con la conciencia de su dignidad, además:
·      Rogando al Señor por los legisladores y dirigentes sociales en general para que sepan comprender que los hijos concebidos y no nacidos son los más inocentes y los más indefensos miembros de nuestra sociedad, y que, como ha dicho repetidamente el Papa Juan Pablo II, nunca se puede legitimar la muerte de un inocente.
·      Acogiendo y ayudando, también económicamente, a quienes, por razón de su maternidad, se encuentran en situaciones difíciles.
·      Recibiendo con alegría al nuevo hijo, incluidos los que puedan complicar la vida o disminuir el bienestar de la familia.
·      Reaccionando positivamente ante escritos públicos o programas audiovisuales que defiendan la vida humana, y críticamente ante los que la atacan.
·      Orientando el voto hacia las alternativas que merezcan más confianza por sus actitudes ante la vida en general, y ante la cuestión del aborto provocado en particular.
·      Informando a quienes nos rodean, con caridad, pero con firmeza y claridad, de la realidad del hijo no nacido y de la importancia de defender su derecho a vivir.
·      Los médicos, en especial los ginecólogos, y otros profesionales sanitarios, empleando los medios técnicos que permiten que una madre vea en una ecografía, con sus propios ojos, al hijo en sus entrañas, moviéndose, nadando, chupándose el dedo.
·      Se ha dicho que si el vientre de las madres fuera transparente, muchos verían la cuestión del aborto provocado de otra manera.
·      Son solo algunos ejemplos que pueden dar idea del enorme campo que un cristiano tiene ante sí en relación con este gravísimo problema.
·      Con el auxilio de Jesús y de su Madre, que lo concibió en su seno, y con el ejemplo de nuestra propia vida será posible trabajar mejor en defensa de este ideal.


domingo, 2 de junio de 2013

RESPETAMOS LA NATURALEZA COMO OBRA DE DIOS

NOSOTROS Y LA CREACIÓN:
 “Como discípulos de Jesús nos sentimos invitados a dar gracias por el don de la creación. En el designio maravilloso de Dios, el hombre y la mujer están llamados a vivir en comunión con Él, en comunión entre ellos y con toda la creación”. Uno de los signos del espíritu cristiano en la vida pública es la defensa y protección del medio ambiente que es una forma de convivencia pacífica y respetuosa con la naturaleza.
La naturaleza es expresión de un proyecto de amor y de verdad. Ella nos precede y nos ha sido dada por Dios como ámbito de vida .Nos habla del creador y de su amor a la humanidad. La naturaleza está a nuestra disposición no como un montón de desechos esparcidos al azar, sino como un don del creador que ha diseñado sus estructuras intrínsecas para que el hombre descubra las orientaciones que se debe seguir para guardarla y cultivarla. Caritas in Veritate N°48.
EL ROL DEL HOMBRE Y SU COMPROMISO CON LA CREACIÓN:
El ser humano es superior a todos los seres creados por Dios; es el único que posee, cuerpo y espíritu. Dios lo hizo a su imagen y semejanza. Es justamente esta parte espiritual que nos distingue de los animales y lo acerca a Dios y hace que seamos sus criaturas más amadas, esto nos hace responsables con las criaturas inferiores y con nosotros mismos.
Debemos ser solidarios con las demás criaturas, porque compartimos con ellas al mismo creador y al igual que ellas estamos ordenados para su gloria. Además gracias a nuestra parte espiritual, somos las únicas criaturas capaces de dar cuenta a Dios de todo lo que nos ha dado, de agradecerle, servirle, y establecer una amistad con Él.
La creación fue dada al hombre para desarrollarla y desarrollarse él mismo, servirse de ella y administrarla con responsabilidad. El hombre mismo es capaz de darle sentido a todo el mundo material, gracias a su inteligencia. Las estrellas, el mar, las plantas, etc. muestran las maravillas del creador. El hombre es cocreador por lo tanto corresponsable del universo.
Creer en la creación quiere decir también esforzarse por hacer mejor el mundo, por perfeccionarlo, mediante el trabajo, el estudio, el cuidado. En efecto el hombre por su inteligencia y su espíritu de decisión, su trabajo, su amor, es custodio o guardián del universo. Necesitamos vivir en constante colaboración con los demás para que juntos obtengamos éxitos que son la alegría de Dios.
LA ECOLOGÍA:

Una forma concreta de atentar con la vida del hombre es deteriorar el ambiente en el que vive. Cualquier violencia en el medio ambiente repercutirá tarde o temprano en el hombre. La ecología y el medio ambiente han empujado la admisión que en el uso que realizan las tecnologías en los recursos naturales, conllevan el sometimiento de normas morales. Estamos obligados a evaluar las consecuencias que sobre el medio ambiente y calidad de vida tienen nuestras decisiones, para la generación actual y futuras a las que deberemos transmitir un mundo "habitable".
"En el campo de la ecología se ha de tener presente que los bienes de la tierra han sido creados por Dios para ser sabiamente usados por todos: estos bienes deben ser equitativamente compartidos, según la justicia y la caridad" Compendio Doctrina Social de la Iglesia N°481.
IGLESIA Y ECOLOGÍA:

La respuesta de la Iglesia ante el tema ecológico, quiere ser evangélica, integra y positiva. No se trata sólo de evitar una catástrofe, sino de dar a la creación entera su propio sentido teológico y evangélico.
Ecología humana y social
Es necesario que exista una especie de ecología del hombre bien entendida. En efecto, la degradación de la naturaleza está estrechamente unida a la cultura que modela la convivencia humana: cuando se respeta la “ecología humana” en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia. El Papa Benedicto XVI subrayaba que “además de la ecología de la naturaleza hay una ecología que podemos llamar "humana", y que a su vez requiere una "ecología social". Esto comporta que la humanidad, si tiene verdadero interés por la paz, debe tener también respeto por la naturaleza, y la ecología humana. La experiencia demuestra que toda actitud irrespetuosa con el medio ambiente conlleva daños a la convivencia humana, y viceversa. El Papa Juan Pablo II, escribe: "No sólo la tierra ha sido dada por Dios al hombre, el cual debe usarla respetando la intención originaria de que es un bien, según la cual le ha sido dada; incluso el hombre es para sí mismo un don de Dios y, por tanto, debe respetar la estructura natural y moral de la que ha sido dotado”. (…)
Ecología y justicia
Entre las injusticias que destruyen a los pueblos, figuran “la falta del debido respeto a la naturaleza, la explotación desordenada de sus recursos y el deterioro progresivo de la calidad de la vida”. Los efectos negativos de estas injusticias son evidentes: devastaciones causadas en la naturaleza, disminución gradual de la capa de ozono y el consecuente “efecto invernadero”, los gases producidos por la combustión de carburantes fósiles, la deforestación incontrolada, los cambios meteorológicos y atmosféricos cuyos efectos van desde los daños a la salud hasta el posible sumergimiento futuro de las tierras bajas, etc. Por otra parte, “Es injusto que pocos privilegiados sigan acumulando bienes superfluos, despilfarrando los recursos disponibles, cuando una gran multitud de personas vive en condiciones de miseria, en el más bajo nivel de supervivencia. Y es la misma dimensión dramática del desequilibrio ecológico la que nos enseña ahora cómo la avidez y el egoísmo, individual y colectivo, son contrarios al orden de la creación, que implica también la mutua interdependencia”.
Ecología y moral
“Pero el signo más profundo y grave de las implicaciones morales, inherentes a la cuestión ecológica, es la falta de respeto a la vida, como se ve en muchos comportamientos contaminantes”. La crisis ecológica es un problema moral y demuestra cuán profunda es la crisis moral del hombre, pues “la indiferencia o el rechazo de las normas éticas fundamentales lleven al hombre al borde mismo de la autodestrucción”. El Papa Benedicto XVI ha subrayado “que es contrario al verdadero desarrollo considerar la naturaleza como más importante que la persona humana misma. La salvación del hombre no puede venir únicamente de la naturaleza, entendida en sentido puramente naturalista”. El Génesis (2,15), dice que el Creador confía al hombre el cuidado de la tierra. “De aquí surgen obligaciones muy concretas para cada persona relativas a la ecología. El hombre es cuidador de las criaturas, no dueño. Debe proteger el ambiente natural y el ambiente social y nunca hacer uso de la naturaleza contra su propio bien”.
Ecología y solidaridad

“La cuestión ecológica no debe ser afrontada únicamente en razón de las terribles perspectivas que presagia la degradación ambiental: tal cuestión debe ser, principalmente, una vigorosa motivación para promover una auténtica solidaridad de dimensión mundial”
Esta solidaridad se ha de manifestar especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y países altamente industrializados, en mejorar la eficacia energética y al mismo tiempo progresar en la búsqueda de energías alternativas, en la justa redistribución planetaria de los recursos energéticos. La tierra es una “herencia común” que implica un “espíritu ecológico”, nacido de la conciencia de que “sus deberes con la naturaleza y el Creador forman parte de su fe. El compromiso del creyente por un ambiente sano nace directamente de su fe en Dios creador. El respeto por la vida y por la dignidad de la persona humana incluye también el respeto y el cuidado de la creación, que está llamada a unirse al hombre para glorificar a Dios. Reconocer que el pecado contamina y destruye.
Ecología y vida
El Papa Benedicto XVI invoca: “Que la luz y la fuerza de Jesús nos ayuden a respetar la ecología humana, conscientes de que la ecología medioambiental se beneficiará también de ello, ya que el libro de la naturaleza es único e indivisible”. Existe un nexo muy estrecho entre el respeto a la persona y la salvaguardia de la creación. "Los deberes respecto al medio ambiente se derivan de los deberes para con la persona, considerada en sí misma y en su relación con los demás. Si el hombre se degrada, se degrada el entorno en el que vive; si la cultura tiende a un nihilismo, si no teórico, al menos práctico, la naturaleza no podrá menos de pagar las consecuencias”. El Papa Juan Pablo II llamaba la atención sobre el cuidado preferencial que se había de dar a la vida, a toda vida. “El dominio confiado al hombre por el Creador no es un poder absoluto, ni se puede hablar de libertad de "usar y abusar", o de disponer de las cosas como mejor parezca”.
Ecología espiritual
El Papa Benedicto XVI dice: “Lo que el aire es para la vida biológica, lo es el Espíritu Santo para la vida espiritual; y, como existe una contaminación atmosférica que envenena el ambiente y a los seres vivos, también existe una contaminación del corazón y del espíritu, que daña y envenena la existencia espiritual. Así como no conviene acostumbrarse a los venenos del aire y por eso el compromiso ecológico constituye hoy una prioridad, se debería actuar del mismo modo con respecto a lo que corrompe el espíritu. En cambio, parece que nos estamos acostumbrando sin dificultad a muchos productos que circulan en nuestras sociedades contaminando la mente y el corazón, por ejemplo imágenes que enfatizan el placer, la violencia o el desprecio del hombre y de la mujer. También esto es libertad, se dice, sin reconocer que todo eso contamina, intoxica el alma, sobre todo de las nuevas generaciones, y acaba por condicionar su libertad misma. En cambio, la metáfora del viento impetuoso de Pentecostés hace pensar en la necesidad de respirar aire limpio, tanto con los pulmones, el aire físico, como con el corazón, el aire espiritual, el aire saludable del espíritu, que es el amor”.
MINISTROS Y SERVIDORES DE LA CREACIÓN

Esta relación, a la luz de la doctrina sobre Dios Padre, creador del cielo y de la tierra, el hombre ha sido puesto en el centro de la creación como “ministro del Creador”. Se sugieren algunas propuestas:
§ Guardar la norma fundamental del respeto a la vida. Defendiendo la dignidad de la persona como inspiradora de un sano progreso económico, industrial y científico.
§ Tomar conciencia de la importancia de la cuestión ecológica” Ante el extendido deterioro ambiental, no se puede seguir usando los bienes de la tierra como en el pasado, sino que hay que favorecer nuevos programas y e iniciativas a favor de un mejor cuidado de la tierra.
§ Educar el sentido de responsabilidad ecológica. Con nosotros mismos. Con los demás. Con el ambiente. Invertir en educación para formar una amplia y profunda "responsabilidad ecológica", basada en el respeto al hombre y a sus derechos y deberes fundamentales.
§ La primera educadora es la familia. Allí se aprende a respetar al prójimo y amar la naturaleza.
§ Revisión del estilo de vida. En muchas partes del mundo esta misma sociedad “se inclina al hedonismo y al consumismo, pero permanece indiferente a los daños que éstos causan”. La austeridad, la templanza, la autodisciplina y el espíritu de sacrificio deben conformar parte de la vida diaria a fin de que la mayoría no tenga que sufrir las consecuencias negativas de la negligencia de unos pocos”.
§ Principio de interdependencia. Las dimensiones de los problemas ambientales sobrepasan en muchos casos las fronteras de cada Estado. Su solución, pues, no puede hallarse sólo a nivel nacional.
§ Necesidad de soluciones coordinadas. Ante los desafíos, que el mundo debe afrontar, se debe tener una coherente visión moral.
§ Urgencia moral de una nueva solidaridad. Especialmente en las relaciones entre los Países en vías de desarrollo y los Países altamente industrializados.
§ Incluir la cuestión ecológica en el más amplio contexto de la causa de la paz. “debe tener siempre presente la interrelación entre la ecología natural, es decir el respeto por la naturaleza, y la ecología humana. La experiencia demuestra que toda actitud irrespetuosa con el medio ambiente conlleva daños a la convivencia humana, y viceversa”.
§ Derecho a gozar de un ambiente. Cada Estado deba garantizar este derecho en al ámbito de su propio territorio.
§ Obligación moral de contribuir al saneamiento del ambiente. Tanto por razones religiosas, como de responsabilidad ante el bien común, nadie puede eximirse de esta obligación moral.
§ Atender particularmente a los sectores más vulnerables de la sociedad. Creando en el interior de cada Estado un adecuado orden socioeconómico.
§ Afrontar las formas estructurales de pobreza existentes en el mundo. De lo contrario no se logrará el justo equilibrio ecológico.

§ Tener en cuenta el valor estético de la creación. La Biblia habla a menudo de la bondad y de la belleza de la creación, llamada a dar gloria a Dios.